Por qué tu mente se aferra a lo negativo
- David Rodríguez Moreno
- 29 abr
- 2 Min. de lectura
Tienes un buen día, todo parece ir bien... y, de repente, un pequeño problema, un comentario fuera de lugar, una mala noticia... y tu mente se engancha ahí, como si lo demás dejara de existir.
¿Te has preguntado por qué nos pasa esto?¿Por qué lo malo pesa tanto, y lo bueno se escurre casi sin dejar huella?
La respuesta es simple: es cuestión de supervivencia.
Un cerebro programado para detectar amenazas
Durante millones de años, no necesitábamos ser positivos. Necesitábamos estar atentos a cualquier peligro para sobrevivir. Un crujido en la maleza, una sombra extraña, una mirada hostil...Nuestro cerebro evolucionó para dar prioridad a lo negativo. Era una cuestión de vida o muerte.
Hoy no vivimos huyendo de depredadores. Pero el cerebro sigue haciendo lo mismo: buscando problemas, exagerándolos, enganchándose a ellos.
La buena noticia: puedes cambiarlo
Sí, tu cerebro puede cambiar. Y la forma más sencilla de empezar es entrenar tu atención.
Porque cada vez que te paras a saborear un momento bueno —una conversación agradable, una risa, una sensación de calma—estás fortaleciendo en tu mente las redes de la gratitud, la serenidad y la alegría.
Es como regar las flores en un jardín donde las malas hierbas (el miedo, la preocupación, la crítica) crecen solas.
¿Cómo empezar? Muy fácil:
Reconoce lo bueno. Cuando algo bonito pase, no lo dejes pasar de largo. Ponle nombre: "Esto está bien", "Esto me gusta", "Esto me hace bien."
Quédate un poco más. No corras al siguiente pensamiento. Respira. Quédate 10, 20 segundos sintiendo lo bueno.
Hazlo todos los días. La repetición es lo que transforma pequeñas acciones en grandes cambios.
No se trata de negar lo malo
Claro que habrá momentos duros. No se trata de hacer como si no existieran. Se trata de no dejar que lo malo eclipse todo lo demás.
Es como si tu mente fuera un terreno: si no plantas nada, crecerá lo que sea.Si quieres flores, tienes que sembrarlas tú.
Tú eliges qué quieres que crezca
Cada día tienes una oportunidad nueva. Con qué te detienes, qué saboreas, qué dejas que se quede contigo...Eso va modelando tu mente, poco a poco.
Tu pasado no puedes cambiarlo. Tu manera de pensar a partir de hoy, sí.
Empieza con algo pequeño: esta noche, antes de dormir, recuerda tres cosas buenas que te hayan pasado hoy. Tres. No más. Saborea esos recuerdos unos segundos. Riega tu propio jardín.
Comments